jueves, 31 de marzo de 2011

LOS MOTIVOS DE RULFO




Rulfo había decidido guardar silencio para siempre. No mas quiquiriquíes por la mañana. Que los demás animales se las arreglen como puedan. Ya estaba cansado de recibir gritos, mugidos, alaridos, silbidos, cada vez que cantaba su tan famoso y aclamado canto mañanero.

“que alguien calle a ese mugroso gallo” “ciérrenle el pico por el amor de Dios” le gritaban sus compañeros irritados

Los primeros días fueron terribles para Rulfo, pues en las mañanas su reloj biológico lo impulsaba a cantar, pero él hacia grandes esfuerzos para ahogar en la garganta aquel grito. De tanto esfuerzo que ejercía con su panza le dio tremenda diarrea. Mas su convencimiento de no cantar lo hizo soportar todos los pormenores que ameritaba el caso.

Los días pasaron despreocupados para los demás animales del arca. Estos se despertaban hasta que se les hinchaba las ganas de dormir, pero despuesito el ambiente de aquel lugar perdió el ritmo en cuanto a la noción del tiempo y fue entonces que empezó a notarse aquel descontrol.

Podía verse al pobre murciélago y a la lechuza con los ojos pelones a plena luz del día. Pero no solamente eran ellos, también; un sin número de animales deambulaban somnolientos de un lado a otro, arrastrando la cobija, con gran enfado.

En las noches reinaba el caos, imagínese a las chachalacas, pericos, guacamayas, potros salvajes, burros, elefantes, etc., etc. Con sus parloteos, relinchos, rebuznos, berreos, bramidos. Sin dejar dormir a los otros animalitos del Señor que con dificultad habían conciliado el sueño.

A pesar de tanto desorden Rulfo el gallo cantor se mantenía firme. No cantaría por ningún motivo.

Los animales al punto de la desesperación convocaron una cesión urgente con todos los animales del arca. Ya estaban cansados y muy cansados con esa situación. En el análisis de las cosas siempre salía a relucir el canto del gallo. “que por que ya no cantaba” “que porque se había puesto sus moños” “que ya no había quien los despertara”… la cosa es que no querían reconocer que todo aquel alboroto era porque ellos no habían respetado y valorado el trabajo del gallo. Rulfo no decía nada, el estaba en su papel de indignado y dijeran lo que dijeran NO HIBA A CANTAR NI UNA VOCAL.

Mas a medida que discutían, caían en la cuenta de lo mal que habían tratado a Rulfo, que realmente no merecía un trato así aquel gallito cachetón. Fue entonces que paso algo extraordinario en los corazones de aquellos animales. Uno por uno, somnolientos y adormilados pasaron hasta el lugar donde estaba Rulfo y pidieron disculpas sinceras. A Rulfo se le hizo el corazón de gallina no pudo negarse ante tanta sinceridad y arrepentimiento de sus amigos.

Los compañeros de Rulfo habían reconocido que cada uno en particular cumple una función en este mundo y que hay que respetarnos y amarnos por muy diferentes que seamos y que aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, con DIOS como cabeza.

Así fue que Rulfo volvió por las mañanas a deleitar con su aclamado canto mañanero y los animales en el arca a recibir un nuevo día con gozo y alegría.

1 comentario:

www.artesanialmeria.es dijo...

Felicitaciones por el blogg, siempre me han gustado las fabulas, la del gallo no la conocia, esta genial, un caluroso saludo desde Tenerife en las Islas Canarias. MIGUEL.