Zurrí el zorrillo del arca, buscaba esta vez, de una u otra manera de ser un gato de angora. Con decirles que renuncio a su manada, dizque por que sus compañeros y familia de cuarto, apestaban a zorrillos. Aunque; esto de lo del gato de angora es muy nuevo, antes de esto quiso ser el mismísimo rey de la selva, jajaja, eso sí que estuvo chistoso, pues cuando rugía, todos los animales salían despavoridos y no tanto porque le tuvieran miedo, si no porque a decir verdad le rugía el calcetín GRRRRR por no decir la cola.
Otras veces se le vio tomando prestada la personalidad de varios animales. Algunos días fue un chango. Otras veces un lobo. Hasta fue Lasi y el perro dinamita. Esto sin contar cuando se le ocurrió ser águila: sendos guamazos los que se daba el pobre zurrí al aventarse de las vigas del arca. Pues hoy, lo vemos muy fino al zorrillo convertido en un gato de angora. Agita su cola esponjada e imagina que es una delgada varita mágica. Se mueve muy chuscamente y ronronea que da risa.
El Padre de zurrí, siempre miro con tristeza como su hijo se esforzaba por ser otro y no le gustaba como su zorrito amado, no quiere aceptar de buena manera su verdadera identidad de zorrillo.
Los demás animales consintieron por algún tiempo, las locuras de aquel zorrillo, por el hecho de que al principio los hacía pasar un buen rato , era como el bufón en los tiempos de ocio. Pero a DIOS no se puede engañar pues aunque no queramos, todo aquello que sembremos, eso también recogeremos.
Y pues llego el día. Su público se fastidio de ver tanta payasada y comenzaron a ignorarlo y por más que aquel zorrillo se esforzaba, lo único que logro fue el desprecio de todos aquellos que un tiempo lo aclamaron.
Ahora; solo, sin personalidad definida y sin hogar. Zurrí merodeaba por los pasillos del arca triste cansado y sin ilusiones. Deambulo así por algún tiempo. De aquí para allá y de allá para acá.
Dormía en cualquier lugar donde le llegara el sueño. Una noche cuando el silencio en aquella arca se había convertido en un cumulo de recuerdos. zurrí por primera vez en mucho tiempo pensó en su Padre y al valorar el amor que tuvo un día con su familia. Lloro, pero lloro como un zorrillito recién nacido, pues se dio cuenta que había pecado contra su Padre y sus hermanos.
Arrepentido a la mañana siguiente decidió regresar al lugar que DIOS le había asignado en el arca y esta vez se sintió orgulloso de ser un zorrillo hediendo de pies a cabeza. Al llegar; su Padre se alegro tanto que dejo salir gases con singular alegría de su zorrillo cuerpo y aquel ambiente se torno de fiesta. Pues aquel ZORRO que un día fue un frio gato de angora, hoy para gloria de DIOS es un vivo espíritu de gozo.
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